Mi particular descubrimiento del Coaching es antiguo, allá cuando
este nuevo método para lograr objetivos iba calando en los departamentos de
RR.HH. Pensaba que era una moda más, un nuevo nombre en inglés para designar
algo similar a lo que hasta ese momento se había hecho desde la Psicología. En
parte es así y en parte no.
El Coaching se fundamenta por completo en técnicas y modelos
psicológicos bien probados desde hace décadas, pero la forma de acercarse al
ser humano es totalmente diferente, y eso fue lo que me fascinó. No hay
prejuicios, no hay presión, no se ordenan pautas que no sean consensuadas, la
escucha es prioritaria en la conversación (la que haga falta), se deja pensar
al ritmo de cada cual y de este modo las respuestas llegan, las respuestas
propias de cada uno, y el ánimo para probar posibles soluciones a las distintas
coyunturas personales o profesionales de la vida se estimula.
No es fácil hacer buen Coaching y lograr todas estas
maravillas. No hay fórmulas mágicas, tampoco consiste en frases hechas bonitas
pero huecas. En un buen Coaching no se te dirá que rompas con todo para lograr
tus sueños, porque eso no es lógico ni real y puede tener consecuencias no
deseadas. Tampoco se te dirá qué hacer con tu vida, porque eso sólo puedes y
debes decidirlo tú, no hay consignas llenas de falso optimismo que solo llevan
a la frustración a largo plazo. Si anteriormente te has encontrado con todo es
mi deber decirte y advertirte de que eso no es Coaching.
Por ello, el estudio y la formación de calidad es
fundamental para poder aplicarlo , y este no solo se adquiere en la denominada
por algunos Universidad de la Vida (en
la que estamos todos), ni se es mejor coach si se tiene más labia o un club de
fans. Con cierto alarmismo contemplé como el Coaching se desprestigiaba cuando
algunas personas lo cogían por bandera sin una adecuada preparación y lo
confundían con misticismos, que no es que esté en contra de ellos, pero pertenecen
a otros ámbitos. En el Coaching no tienen razón de ser ni son necesarios.
Como psicóloga y formadora en empresas tenía toda la base teórica
y práctica para aplicar un buen Coaching, pero tuve que romper muchos hábitos para
poder trabajar con esta forma tan particular, y a la vez natural, de ayudar a buscar
soluciones a las incertidumbres de cada cual.
Con asombro descubrí que sus resultados son muy positivos,
duraderos e incluso se transfieren a otros ámbitos de la vida de la persona porque
ella misma aprende a solucionar no
solo una inquietud concreta sino a
pensar de otra manera.
Yo apuesto por el Coaching para sacar el potencial que todos
tenemos dentro, para conocer en qué debemos esforzarnos aprovechando nuestras
fortalezas para encararnos a la vida. Te invito a acompañarme en este viaje de autodescubrimiento
que nos llevará donde decidamos que nos lleve.