Permitidme que utilice la literatura para hablar de un tema que a casi todos nos ha tocado de cerca en algún momento de la vida.
Uno de mis relatos favoritos de Edgar Allan Poe es "El descenso al Maelström". Es un relato de terror donde
este genio nos muestra su sensibilidad, mente lúcida y carácter. Poe nos mete
en la piel de un pescador noruego que lucha por su vida al entrar en una
corriente que conduce sin remedio a un remolino gigante del que nada escapa, el
conocido Maelström (que existe en la
realidad). La aceptación de su fatal destino junto con el cese de su lucha ante
lo irremediable, alejó el foco de sus angustias para recrearse en su
observación, entender su naturaleza, elaborar una hipótesis y probar suerte.
Poe, cuya vida consistió en una continua y
angustiosa caída por un abismo oscuro, nos
obliga a mirar con nuestros propios ojos al perturbador Maelström, pero también nos tiende una mano a la esperanza, una
mano que tiene forma de autodominio y voluntad de vivir.
Mantener la calma en medio de nuestros
personales abismos, de nuestros particulares Maelströms, es algo muy difícil, sin embargo eso es lo que nos
salvará la vida. Puede que nadie nos crea cuando le contemos de dónde venimos...
en realidad eso da igual. Sólo la manera
en que salimos del abismo y cómo continuamos navegando es lo que de verdad
importa.
Y vosotros... ¿estáis dispuestos a dejaros engullir por el Maelström o no?
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